Sin Permiso: Prioridades insultantes
17/9/25
No logro borrar de mi mente la respuesta que dio el MEF ante los recortes a Senacyt, UTP y el Ifarhu —de las pocas instituciones que de verdad le sirven al panameño—: “hay que reducir dineros para usarlos en lo que realmente se requiere”.
Pérate, pérate. Le quieren quitar 20 millones a Senacyt, lo que los obligaría a posponer maestrías, doctorados e investigaciones sobre dengue, malaria y cáncer.
Y mientras tanto, la Presidencia planea gastarse $7.1 millones en restaurar una villa diplomática abandonada en Quarry Heights. La empresa favorecida, Construction Management Group (CMG), presentó una oferta 111 dólares por debajo del precio de referencia. Sí, 111 dólares. Es la misma compañía a la que ya adjudicaron el Hospital de Mascotas —una de las promesas cute de campaña de las hijas de Mulino— y también un contrato directo de $12.2 millones para restaurar templos en Colón, que por cierto otra empresa había ofrecido más barato. ¿Y qué incluye el contrato? Dos salones presidenciales por $834 mil y un “pabellón de tenis” en la azotea por más de $615 mil. Todo pendiente aún de refrendo, pero... ¿en serio eso es lo que “realmente se requiere”?
Al mismo tiempo, la Unachi se queja de su presupuesto. Pero ojo: este año recibió un incremento de $700 mil. Pasó de $72 millones a $72.7 millones, aunque pedía entre $109 y $114 millones. El colmo es que, según ellos, no pueden recortar administrativos porque los demandan. Y el decano que se queja es el mismo que admitió que su hija trabaja ahí… y que no descarta aspirar a la rectoría. Yo no entiendo nada cuando hablamos de Unachi. De verdad.
Y si hablamos de universidades, la de los Pueblos Indígenas es todavía más escandalosa: 126 estudiantes, un rector con salario de $13 mil, contratos docentes sin actas de posesión, elecciones pendientes desde octubre de 2024 y una matrícula que se redujo a la mitad. Aun así piden un aumento de $4 millones.
Mientras tanto, en la policlínica de Barraza no tienen ni sillas para los pacientes. Los meten en la capilla, los dividen por bloques, y van entrando y saliendo a esperar su turno como si fueran ganado.
Y como si no bastara, salió a luz el caso de un profesor de música imputado por corrupción de menores, que pedía fotos y videos a los niños. No dijeron ni el nombre ni el colegio. ¿Qué es eso, oye?
Entonces aquí recortan ciencia y educación, se hacen los locos con universidades que convirtieron en botines, construyen pabellones de tenis en villas presidenciales, y levantan hospitales de mascotas mientras la gente no tiene hospitales decentes. La falta de prioridades no es un chiste: es un insulto.
Por: Flor Mizrachi
Periodista
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