Panamá ante la OECD: una oportunidad que no debe desaprovecharse
30 de septiembre de 2025
Exclusivo para Contrapeso
Estaré participando en la Mesa Redonda Latinoamericana de Gobierno Corporativo instituida por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), que este año se realiza en Santiago de Chile (los días 6 y 7 de octubre de 2025). Se trata de un evento al que se asiste por invitación y que reúne a reguladores, expertos, empresas e instituciones internacionales. Desde el año 2000 he tenido el privilegio de asistir de manera continua, y puedo dar fe de que se trata del foro más importante de la región en materia de gobierno corporativo. Allí se aprende, pero sobre todo se comparte y se construyen redes que luego permiten llevar las mejores prácticas a cada país.
El valor de la Mesa Redonda y Panamá.
La Mesa Redonda Latinoamericana fue creada en el año 2000 por la OCDE y el Banco Mundial, con el respaldo de la Corporación Financiera Internacional (IFC) y el Foro Global de Gobierno Corporativo (GCGF). Su objetivo es claro: fortalecer la gobernanza en la región, mejorar la efectividad de las juntas directivas, aumentar la transparencia y fomentar el cumplimiento de normas. A lo largo de más de dos décadas, se ha convertido en un catalizador de reformas y un punto de referencia internacional.
En mi caso, puedo señalar con orgullo que desde que presidía la Comisión Nacional de Valores de Panamá, en 2003, las reuniones de la Mesa Redonda fueron decisivas. En un documento oficial de la OCDE se reconoce que gracias a la concientización generada en esos encuentros fue posible impulsar en Panamá iniciativas concretas: mejores normas, prácticas más sólidas y, sobre todo, la creación del Instituto de Gobierno Corporativo (IGC). Allí también se nos abrió la puerta a foros internacionales como el GCGF, que brindaron respaldo y legitimidad a esos esfuerzos.
Panamá y la OCDE: tarea pendiente
A pesar de esta trayectoria, Panamá no ha sabido aprovechar en toda su dimensión el potencial que ofrece la OCDE. Sus foros y documentos representan una fuente de información de primera calidad en temas de gobierno corporativo, integridad, transparencia y anticorrupción. He tratado de traer esas ideas y experiencias al país, compartiéndolas con quienes se interesan, y de allí han surgido avances como las evaluaciones sobre el gobierno corporativo en empresas estatales.
Un estudio reciente mostró que las prácticas de gobernanza en cinco empresas estatales panameñas apenas alcanzan un cumplimiento de entre 23 % y 36 % frente a estándares de la OCDE, con un promedio cercano al 28 %. Ese dato evidencia el largo camino que nos falta recorrer, pero también el valor de estas evaluaciones para identificar brechas y proponer mejoras.
De igual forma, la revisión del gobierno digital en Panamá realizada por la OCDE destacó avances importantes en infraestructura, pero también señaló retos: la necesidad de coordinación institucional, el fortalecimiento de capacidades y el involucramiento real de todos los niveles de gobierno. Estas evaluaciones no son ejercicios académicos; son guías prácticas para orientar políticas públicas más eficientes.
El reto de la adhesión a la OCDE
Panamá ha manifestado interés en unirse formalmente a la OCDE. La adhesión no es sencilla: requiere orden institucional, cumplimiento estricto de normas y compromisos sostenidos en materia de transparencia y regulación. Nuestros vecinos Costa Rica y Colombia ya atravesaron ese largo proceso. Ellos pueden ser ejemplo de que, aunque exigente, la integración abre puertas a la inversión, fortalece la confianza y moderniza el aparato estatal.
El camino no es imposible, pero demanda voluntad política y disciplina institucional. Panamá debe dejar de ver a la OCDE solo como un organismo externo que “evalúa”, para asumirla como una aliada que ayuda a elevar estándares.
Mirando hacia adelante
Participar en la Mesa Redonda Latinoamericana es una experiencia que siempre renueva mi convicción: los cambios profundos no se logran en solitario. Requieren diálogo, comparaciones, ajustes y aprendizajes compartidos. Cada país tiene su contexto, pero todos pueden beneficiarse de escuchar y adaptarse a las mejores prácticas.
Si Panamá aprovecha mejor este vínculo, podremos avanzar hacia empresas estatales más transparentes, juntas directivas más responsables y un sector público que rinda cuentas al ciudadano. El país se beneficiaría no solo en reputación internacional, sino también en estabilidad, crecimiento y confianza interna.
En mi caso, seguiré cumpliendo el compromiso de traer lo mejor de estos foros internacionales a Panamá. Lo he hecho desde hace más de dos décadas, y lo seguiré haciendo, porque estoy convencido de que el buen gobierno corporativo no es un lujo: es una condición esencial para que Panamá logre un desarrollo sostenible, justo y confiable.
Por: Carlos Barsallo
Abogado
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