¿Qué le pasó a la ciudad de Colón?

2 de Octubre de 2025

Exclusivo para Contrapeso

Según descripciones de principios de siglo XX, la ciudad de Colón era una “Tacita de Oro”, con un diseño urbano de 16 calles y una población próspera y muy alegre, y un evidente progreso económico. La ciudad de Colón, nacida en 1852 como el punto terminal del ferrocarril que cruzaba el istmo de Panamá, se benefició también de estar en la entrada atlántica del Canal de Panamá.

Para el año 2024, la ciudad de Colón tuvo un total de 121 homicidios, cifra que superó los 106 del año 2023. Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos de la Contraloría General de la República, la población de la ciudad de Colón fue de 240 mil 722 habitantes para el año 2023. El cálculo de la tasa de homicidios para la ciudad de Colón en el año 2023 fue de 43.98 por 100 mil habitantes. Una cifra verdaderamente escandalosa. En comparación, México tiene una tasa de 25.6 homicidios por cada 100 mil habitantes. Para ese mismo año toda la República de Panamá tenía una tasa de 11.71 homicidios por cada 100 mil habitantes.

La génesis de una crisis

Históricamente la población masculina de la ciudad de Colón con edad de trabajar tenía acceso a una gran oferta de tareas muy bien remuneradas, que requerían principalmente su fuerza física. Los barcos que llegaban o partían del puerto de Cristóbal necesitaban estibar su carga principalmente en sacos o cajas que iban a ser cargadas por centenares de varones colonenses a los que no se les hacía una sola pregunta. Un par de días estibando cargas sobre los hombros podía generar suficiente dinero para cubrir las necesidades familiares por un par de meses.

Luego estaba la Zona del Canal. Allí los “camarones” abundaban, desde cortar la hierba, lavar carros, pintar casas y otros trabajos que no requerían mayor educación o entrenamiento. Los salarios en la Zona del Canal eran fácilmente 5 a 10 veces la remuneración equivalente en Panamá, y por los “trabajitos” ocasionales un buen colonense podía proporcionar una buena calidad de vida a su familia.

La decadencia

En la década de 1960 apareció el contenedor de 20 pies, un recipiente metálico que simplificaba y facilitaba el proceso de carga y descarga de un barco. Aunque el contenedor tenía que ser físicamente cargado y descargado por estibadores, gracias a las montacargas y a los “palets” esta tarea se hizo fácil. Los contenedores bajaban y subían a los barcos por medio de grúas. Este cambio tecnológico acabó con el empleo ocasional de centenares o miles de varones colonenses que ofrecían sus servicios como estibadores.

A su vez, hubo un cambio político con un impacto económico significativo sobre los colonenses. Los tratados Torrijos Carter del 7 de septiembre de 1977 acabaron con la Zona del Canal, y el empleo ocasional en las bases militares estadounidenses fue disminuyendo a medida que estas fueron cerradas. De esta forma, dos cambios en relativamente poco tiempo le asestaron un duro golpe al estilo de vida del colonense.

El legado del centralismo

Durante la época colonial, España saqueaba las riquezas del continente americano para concentrarlas en su capital, a cambio de lo cual dejó muy poco desarrollo en sus colonias. En la época departamental de la unión con Colombia, Bogotá se aprovechó de las riquezas panameñas y mantuvo al istmo en un abandono significativo. Eso propició la independencia.

Ahora, en nuestra vida republicana, la gestión económica del Estado panameño promueve el empobrecimiento del interior y de la provincia de Colón, a cambio de subsidiar a la pretenciosa prosperidad de la ciudad de Panamá. Como provincia, Colón es usualmente la segunda o tercera generadora del producto interno bruto del país; sin embargo, la inversión pública en Colón representa migajas frente a lo que produce la provincia.

Las iniciativas destinadas a Colón por parte del Estado en los últimos 50 años, tales como el famoso “Plan Juan Demóstenes Arosemena” del gobierno militar, “el puerto libre” del presidente Guillermo Endara, o la “renovación urbana de Colón” del presidente Juan Carlos Varela no han sido esfuerzos sostenidos y permanentes. La construcción de obras públicas genera empleo temporal. Lo que necesita Colón son muchas fuentes de empleo permanentes. Eso significa que tiene que existir una mayor asignación de recursos públicos a Colón en una relación más justa con su aporte al producto interno bruto, para atraer más empresas privadas y producir más empleos.

Calle a calle

Según el Ministerio de Seguridad Pública, para el año 2025 en Colón se han identificado 53 pandillas, de las cuales 37 están judicializadas. Un cálculo rudimentario de la membresía de estos grupos criminales se puede estimar asumiendo que cada pandilla tuviese de 30 a 50 miembros, lo que daría como resultado que 1,710 a 2,850 colonenses serían miembros de pandillas. La influencia de la pandilla no se limita a sus miembros, ya que por razones obvias hay familiares, amigos o conocidos que son tocados por las pandillas. Este ejercicio rudimentario puede llevarnos a concluir que fácilmente de 10 mil a 15 mil colonenses son parte de la incidencia directa de las pandillas. Debe aclararse que toda la ciudad de Colón es víctima de estos grupos delincuenciales.

El desmantelamiento de las organizaciones criminales no es únicamente tarea policial. Aquí hay responsabilidades del sector educativo, así como del sector cultural o del deportivo. Para que la empresa privada genere grandes cantidades de empleos en Colón, tiene que existir seguridad, y por supuesto debe haber una infraestructura de calidad que soporte el nuevo Colón que se quiere desarrollar.

La ciudad de Colón es hoy un punto clave para el trasiego de drogas a escala intercontinental. Es usual que haya incautaciones de narcóticos en contenedores que vienen de Colombia y van para Bélgica, Alemania o España. Igualmente, se han dado detenciones de cabecillas de las pandillas colonenses involucrados en actividades ilegales en el Medio Oriente. Para derrotar el poderoso negocio de las drogas se hace necesario derrotar al poderoso negocio de la corrupción de los políticos. En zonas críticas de Panamá hay una simbiosis entre bandas criminales y la política local.

La ciudad de Colón es salvable. Del 28 de julio hasta el 31 de agosto de este año no hubo un solo asesinato gracias al liderazgo de las comunidades de fe, que fueron capaces de negociar una tregua en la violenta lucha de esas 53 pandillas por dominar cada centímetro de la ciudad de Colón. La primera receta es repetir el experimento de las comunidades de fe y rescatar a los niños y adolescentes de Colón, para que no sean miembros de pandillas. Existen herramientas probadas en lugares como Medellín para evitar que se sigan reproduciendo estas organizaciones criminales.

Quizás la tarea fundamental de la lucha contra el narcotráfico en Panamá sea la lucha contra la corrupción. Las mismas puertas que se abren de par en par para las coimas, los conflictos de intereses y las contrataciones públicas amañadas son las puertas que producen la impunidad que aprovechan las pandillas y los grandes lavadores de dinero. Para tener un mejor Colón debe darse una lucha frontal contra la corrupción que sirva como fundamento para construir una economía íntegra y formar una clase política decente.

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Por: Rodrigo Noriega

Abogado

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