8 meses de trabajo con 12 meses de sueldo | Sin permiso
Octubre se acaba y en la Asamblea hay acelere. Presupuesto 2026, proyectos dormidos, leyes que de pronto “urge” aprobar: la del presupuesto general del Estado, la de incentivos fiscales, la de contratación pública. ¿Por qué la prisa? Porque se van de vacaciones. Noviembre y diciembre libres. Igual que mayo y junio. Cuatro meses. Mientras todos los mortales tienen uno.
Y eso, cuando lo tienen. Porque sí, el mes de vacaciones se paga, pero la mayoría ni siquiera lo descansa. No hay cultura de ahorro ni educación financiera, y ese dinero se va en una semana. El resto del mes, muchos piden al jefe que les pague las vacaciones, pero los dejen trabajar, o se buscan un camarón para sobrevivir. En este país, descansar es un lujo que pocos pueden darse.
Pero lo de los diputados no es solo vagancia: es descaro constitucional. El artículo 143 dice que solo sesionan ocho meses al año —del 2 de enero al 30 de abril y del 1 de julio al 31 de octubre— y el resto es receso. Y ni siquiera pueden ser convocados a sesiones extraordinarias si el proyecto no fue presentado por el Ejecutivo.
Artículo 143.
La Asamblea Nacional se reunirá por derecho propio, sin previa convocatoria, en la Capital de la República, en sesiones que durarán ocho meses en el lapso de un año, dividido en dos legislaturas ordinarias de cuatro meses cada una. Dichas legislaturas se extenderán desde el primero de julio hasta el treinta y uno de octubre, y desde el dos de enero hasta el treinta de abril.
La Asamblea Nacional podrá reunirse en otro lugar del país, siempre que lo decida la mayoría de sus miembros.
También se reunirá la Asamblea Nacional, en legislatura extraordinaria, cuando sea convocada por el Órgano Ejecutivo y durante el tiempo que este señale, para conocer exclusivamente de los asuntos que dicho órgano someta a su consideración.
Fuera de esos periodos, deberían atender a sus circuitos, representar a la gente. Pero ya sabemos: en Panamá eso se maneja a la panameña. En esos meses “libres” hacen campaña. Van a los circuitos a tomarse fotos, prometer favores y repartir bolsas. Todo con dinero “de ellos”, claro está.
El problema no es el calendario: es el descaro. Recesen o no, cobran igual. Siete mil dólares al mes: $1,800 de sueldo base, $3,200 en “gastos de representación”, $1,000 en “dietas” (aunque falten) y $1,000 en gasolina. Todo legal, pero no menos indecente.
A eso súmele los $20 mil mensuales en planillas para “asesores” y “personal de apoyo”. En teoría, la famosa planilla 172 se eliminó en 2024 con unos 2 mil contratos menos, pero el ahorro se perdió entre excusas y favores.
Y los privilegios: pueden importar dos autos exonerados por quinquenio, reciben viáticos en misiones al exterior, franquicia telefónica, asignación mensual de combustible y, si quieren, escoltas.
La Asamblea tiene más de 4,700 funcionarios. Sesiona entre 160 y 180 días al año, de lunes a jueves. El trabajador promedio labora 240, de lunes a viernes. Según la Contraloría, el panameño gana $734 al mes. Ellos ganan entre seis y nueve veces más, y encima cobran cuando no sesionan.
Y no rinden. En el primer periodo de 2025 se presentaron más de 200 proyectos; la mayoría está varada en primer debate. En julio se dedicaron semanas enteras a repartirse comisiones y favores. En cualquier empresa privada, ya los habrían botado.
Escuchar a la comunidad también es trabajar, y cuando se hace bien, vale. Pero no confundamos representación con campaña ni trabajo legislativo con clientelismo. Dicen que “así es en todos lados”. Falso. En otros parlamentos, los legisladores trabajan toda la semana y las comisiones permanentes siguen fiscalizando incluso en receso.
El calendario no es el problema: es la cultura del juega vivo. Una Asamblea que descansa más de lo que legisla no representa a nadie. Solo a sí misma.
Por: Flor Mizrachi
Periodista
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