Apuntes desde la esquina - Prender el país: la guapería que desnuda al presidente
23 de Noviembre de 2025
Exclusivo para Contrapeso
El encendedor: Raúl Mulino amenazó con "prender" al país
La reciente y polémica declaración del presidente de Panamá, Raúl Mulino, resulta extraordinaria por varios motivos. Uno es lo innecesaria que fue, si examinamos el momento y contexto en el que fue hecha. Durante una visita oficial a Costa Rica, el ciudadano presidente confesó haber expresado a los magistrados del Tribunal Electoral que les "prendería el país" si su candidatura presidencial del 2024 era impedida.
También me resulta fuera de lugar su aseveración de que tenía derecho a correr, cuando la Constitución expresamente habla de la necesidad de que un vicepresidente también sea electo en la votación y él, Mulino, se presentó a la elección sin uno. Finalmente, lo que destila la noticia es un olor a "guapería" que luce patético y que más que reflejar carácter y valor produce el efecto contrario.
¿Quiso acaso impresionar a sus anfitriones presentándose como un "hombre fuerte", del tipo de los que "no se dejan"?
Quizás, si consideramos que su homólogo en Costa Rica también ha demostrado tendencias hacia el autoritarismo y a la grosería en el trato.
En todo caso, su no solicitada declaración ha desatado críticas, preguntas y reclamaciones que necesitan ser aclaradas por los magistrados del Tribunal Electoral. La amenaza de "prender al país" es una manifiesta, clara y directa presión sobre autoridades electorales con el propósito de obligarlas a permitir una candidatura que muchos aún consideramos ilegítima. Esa postura representa un claro contraste a sus reacciones luego de ser electo, frente a las huelgas, protestas y manifestaciones que se produjeron en contra de su presidencia.
Está mal que SUNTRACS cierre calles, pero ¿es aceptable que un candidato amenace al Tribunal Electoral con algo peor que la interrupción del tránsito vehicular?
Otro punto importante de aclarar es que la candidatura de Mulino nunca fue tan "viable", como él la define.
Nada en su creación lo fue; violó normas y procesos legales, desde su ausencia en las primarias del partido que lo nominó, hasta su inicial designación de candidato "a dedo" como sustituto por un declarado corrupto, condenado y hoy prófugo de la justicia.
De todo esto se desprende que la amenaza de Mulino a los magistrados funcionó y que estos, para evitar el incendio ofrecido, aceptaron legitimar algo legalmente inválido. Aunque ya nada debe sorprendernos en la política panameña, aún me queda la perenne estupefacción producida por el apoyo a la corrupción por la masa votante, así sea un triste 34%, y la dolorosa incredulidad de que expresiones como las proferidas por el actual primer mandatario de nuestra nación no produzcan la menor consecuencia nacional.
Todos vuelven: regresa “Chiquita Banana” a Bocas del Toro
Luego de un cierre producido por una huelga de trabajadores declarada ilegal, regresa la empresa “Chiquita Banana” anunciando que reanudará operaciones en el primer trimestre del 2026. Según el Ministerio de Trabajo, más de seis mil personas presentaron solicitudes de trabajo para las iniciales tres mil vacantes requeridas por el periodo de apertura y las dos mil plazas que se necesitarán después, para labores de "mantenimiento, logística y producción".
No recuerdo con exactitud cuáles fueron las demandas que sustentaron la huelga de los trabajadores de las bananeras en la provincia de Bocas del Toro, Panamá, pero asumo que el retiro de la empresa y el cierre de labores indica que no se produjeron los resultados esperados por los huelguistas.
De ser así, ¿cómo se evitará otro enfrentamiento? ¿Se estudiaron los reclamos y hecho las correcciones correspondientes? ¿Las razones del conflicto ya han sido aclaradas? ¿En qué ha quedado la vaina?
La fundación Pro Eco Azuero premiada internacionalmente
La iniciativa de la escuela Mono Araña, de reforestación y de educación ecológica en Azuero, alcanza treinta y dos escuelas y a más de dos mil setecientos niños anualmente. Este grupo panameño ha sido premiado por la UNESCO-Japón en reconocimiento a su labor a favor de la naturaleza, proceso que empezaron en el 2010. El proyecto también estimula la participación de mujeres del sector rural en la creación, mantenimiento y administración de "bancos de semillas" y de viveros de plantas y árboles.
Panamá fue una de las tres naciones escogidas; las otras dos fueron Benín, en África (con Culture Au Cœur du Développement – CACD-ONG), y Brasil (con el Instituto Akatú).
¡Felicitaciones!
Varela y las donaciones chinas
El diario "La Prensa" reporta que durante la presidencia de Juan Carlos Varela en Panamá, se reportaron dos donaciones millonarias, una de Taiwán y la otra de la China comunista. La de Taiwán fue de $72.000.000 (setenta y dos millones de dólares) "no reembolsables" (quiere decir gratis) a través de un "memorándum de cooperación" que se pactó el 12 de enero del 2016, supuestamente para "financiar proyectos en el 2014 y 2019".
Se mencionan cuatro donaciones a la Secretaría Nacional para la Prevención de la Delincuencia Juvenil, con el propósito de construir 38 canchas deportivas en todo el país, y además "un acta para la entrega de $150.000 (ciento cincuenta mil dólares) para el Mercado Municipal, Turístico, Agrícola y Artesano de Boquete".
Como me ocurre frecuentemente cuando leo noticias de Panamá, estoy confundido.
Taiwán dona 72 millones a Panamá, ¿por qué?, no sé; ¿a cambio de qué?, no sé.
Se firmaron memorándums de cooperación, ¿en qué cooperó Panamá?, no sé; ¿hubo quid pro quo?
Se utilizaron $2.550.000 (dos millones quinientos cincuenta mil dólares).
¿Qué pasó con el vuelto de $69.450.000 (sesenta y nueve millones cuatrocientos cincuenta mil dólares)?, no sé.
Esto fue del gobierno chino de Taiwán, "la isla rebelde", aliada de Estados Unidos y de Occidente. Luego viene su rival, la China continental y comunista que, para no quedarse atrás, le entrega al gobierno de Juan Carlos Varela, como "oferta de cooperación", la suma de $143.000.000 (ciento cuarenta y tres millones de dólares). ¡Recórcholis!
Aunque el expresidente Varela explicó que... "de allí salió el pago a estudios de factibilidad para el proyecto del tren a Chiriquí"..., sigo confundido.
¿Cuánto costaron los estudios esos? ¿Quién los hizo? ¿Dónde están? Imagino que no costaron 143 millones clavados, en cuyo caso, ¿qué pasó con el vuelto?
¿Y por qué China roja le ofrece a Panamá esa "oferta de cooperación"?
¿Cuándo fue ese regalo? ¿A cambio de qué?
Nananiná.
Calidad médica panameña
La niña Leah Kamila, de seis años de edad, oriunda de la provincia de Chiriquí, es la primera paciente en ser operada en el nuevo Hospital Pediátrico en la Ciudad de la Salud. Médicos panameños realizaron la cirugía para corregir un defecto atrial que impedía la normal circulación de la sangre en su joven corazón. Se recuperó satisfactoriamente en doce días y el éxito de la intervención quirúrgica demuestra la calidad del tratamiento existente en nuestro país.
Por suerte, la niña consiguió una cita para ser atendida y curada. Debe ser motivo de preocupación nacional que el servicio y atención de especialistas médicos de primer orden no estén al pronto y efectivo alcance de todos los habitantes de Panamá. Esperamos que tal situación esté siendo atendida y corregida en la actualidad.
Estamos mejorando, dice el ministro de economía Chapman; Panamá mejora, dice Pascal Saint-Amans (“beach boy de Chame”). Mejoraremos el servicio eléctrico, dice Naturgy.
Mientras que un diario nacional indica que "Panamá se endeuda casi a 700.000 (setecientos mil dólares) por hora", nuestro ministro de Economía declara que "el país va en camino a reducir su dependencia del endeudamiento como medio para pagar la deuda".
La palabra “reducir” no significa eliminar y eso nos debe llamar la atención. Y es que será imposible eliminar nuestra dependencia a préstamos que no se utilizan para producir ganancias mientras continúe vigente el actual esquema administrativo, que mantiene al "clientelismo político" sobre el cual se sustenta la corrupción, impidiendo la utilización de nuestros ingresos en inversiones que produzcan dividendos y ayuden a mejorar la calidad de vida ciudadana.
En otro diario se destaca una entrevista hecha a Pascal Saint-Amans, exdirector del Centro de Política y Administración Tributaria de la OCDE (Organization for Economic Cooperation and Development), una institución que desde París procura influir —por no decir intervenir— en las economías mundiales de la forma en que una vez desde Washington lo hizo el FMI (Fondo Monetario Internacional).
A pesar de sus públicas manifestaciones de solidaridad y cooperación con la idea de bienestares económicos, la realidad histórica demuestra la utilización de presiones y ardides realizadas por este tipo de asociaciones para avanzar intereses financieros y políticos de países específicos. Pero eso me aparta del punto principal.
Monsieur Saint-Amans (“santos amantes”), a pesar de su historial de hostilidad hacia nuestra república, llegó a Panamá para participar en el II Congreso de Tributación Internacional y tanto en la charla como en las entrevistas concedidas hizo hincapié en alabar "los avances del país" en cuanto a transparencia financiera, eso sí, advirtiendo que aún falta mucho por hacer.
En el 2023, Panamá salió de la "lista gris" del GAFI (organización que combate la utilización de dinero para fines ilegales) y en el 2025 de la lista de países de alto riesgo en materia fiscal, aunque continuamos incluidos en listas de "paraísos fiscales" y apenas somos considerados "parcialmente cooperadores en materia de intercambio de información fiscal".
Uno de los extraños elogios del francés, nacido en la preciosa y medieval ciudad de Montluçon, fue decir que "Panamá posee estabilidad económica y política", algo difícil de comprender para quienes conocemos los niveles de corrupción existentes nacionalmente y que hacen imposible garantizar tal expectativa.
Pascal tampoco pareció dispuesto a comentar sobre la existencia de campañas sucias contra Panamá por parte de países que buscan mejorar sus prospectos denigrando las ventajas de nuestra eficiente estructura de servicios financieros ("Panama Papers" es un ejemplo), ni comentó sobre el silencio cómplice de organizaciones bancarias que evaden criticar a sus miembros por hacer lo que acusan a Panamá de cometer.
En Panamá no solo es cara la electricidad: las constantes interrupciones del servicio, especialmente cuando hay lluvias o vientos fuertes, incomodan y ocasionan pérdidas para empresas y para la ciudadanía en alimentos, productos y enseres eléctricos que se ven afectados por las fluctuaciones de energía, súbitas alzas y bajas del fluido eléctrico y por los "apagones".
Mi experiencia con Naturgy, una compañía española que llegó a Panamá en 1998 luego de la privatización del servicio eléctrico nacional (IRHE), no ha sido satisfactoria. Siempre me ha parecido un error que bienes estratégicos nacionales como la energía se vean manejados por terceros y no exclusivamente por el Estado. El cuento de que el Estado es mal administrador ha sido la excusa para ungir al sector privado con un manto de infalibilidad totalmente falso y con eso justificar la privatización del recurso. En realidad, si un gobierno resulta mal administrador es porque los civiles que están a cargo de las responsabilidades administrativas son ineptos, incapaces, venales o indiferentes y no representan a lo mejor del sector privado.
En fin, recientemente se reportó una reunión entre la empresa Naturgy y el presidente Mulino, donde aquellos prometieron mejorar su servicio y, de paso, recordaron a todos que han invertido "más de $1.600.000.000 (mil seiscientos millones de dólares)" durante su tiempo en Panamá.
Si dividimos esos 27 años entre esa cantidad, el resultado sería un promedio de 59 millones anuales, una bicoca para una empresa que hoy controla el 70% de la distribución eléctrica en Panamá y que no ha servido para mejorar su caro e ineficiente desempeño.
El cuento eterno para justificar la privatización de bienes y recursos estatales siempre ha sido la promesa de que con el sector privado vendría más competencia, precios más bajos y un mejor servicio.
Creo que con el IRHE nos iba mucho mejor y era una empresa panameña, manejando un bien panameño, como debe ser. ¿Acaso hubo que privatizar el Canal para que operara bien?
A Naturgy, aunque sean eléctricos: ¡pónganse las pilas!
Por: Rubén Blades