¿Cómo llegó el dólar estadounidense a convertirse en la moneda de curso legal de Panamá?
30 de Octubre de 2025
Exclusivo para Contrapeso
Todos los días los panameños y panameñas sacan de sus carteras dólares de Estados Unidos para pagar por bienes o servicios, así como para obsequiar como propina o mesada, y ocasionalmente meter en una alcancía o debajo de un colchón como un pequeño ahorro. Los panameños nunca se preocupan por el valor de ese billete verde, ni ponen atención a la devaluación o apreciación de dicha moneda. Ese es un lujo que otros latinoamericanos no tienen.
Durante la época colonial, de los siglos XVI a principios del siglo XIX, en Panamá circulaban tres monedas españolas: el escudo de oro, el real de plata y el maravedí de cobre. Todas eran ampliamente usadas para el comercio, pero las más comunes eran el real y el maravedí, que le permitían a su tenedor hacer toda clase de compras y pagar cualquier deuda.
A partir de la independencia de Panamá de España en 1821, se prohibió la circulación de las monedas españolas y en su lugar circularon el peso colombiano hasta enero de 1904 y, en épocas muy específicas del siglo XIX, el dólar estadounidense y el franco francés. El dólar llegó un poco antes de la construcción del ferrocarril en 1849, con la fiebre del oro de California. El dólar mantuvo su presencia a lo largo del siglo XIX debido a la actividad del ferrocarril y al establecimiento de una pequeña presencia armada de los Estados Unidos para cuidar las dos terminales del ferrocarril en las ciudades de Panamá y Colón, respectivamente. El franco francés llegó con la construcción del canal francés en la década de 1880 y, además, la Compañía Universal del Canal Francés tenía una moneda autorizada por el gobierno colombiano. Así que en esa década circularon en Panamá hasta cuatro monedas distintas.
La hiperinflación colombiana
Según el exministro de Hacienda y Tesoro Mario Galindo, en su obra Episodios cruciales de nuestra historia, durante las últimas décadas del siglo XIX y, sobre todo, a principios del siglo XX, el gobierno de Colombia realizó emisiones excesivas de papel moneda que produjeron hiperinflación. Tan solo en 1901 la tasa de inflación fue de 389 %, y la tasa durante los otros años de la Guerra de los Mil Días fue de más del 100 % por año. Esa experiencia espantó a los panameños, que establecieron en la Constitución Política de 1904 la siguiente prohibición:
“ARTÍCULO 117. No podrá haber en la República papel moneda de curso forzoso. En consecuencia, cualquier individuo puede rechazar todo billete u otra cédula que no le inspire confianza, ya sea de origen oficial o particular.”
El régimen del dólar
Dado que era evidente que, a raíz del Tratado del Canal de Panamá Hay-Bunau Varilla firmado en noviembre de 1903, Estados Unidos estaba en proceso de establecer una presencia muy significativa de tropas, personal especializado para la construcción del canal y una enorme mano de obra extranjera que llevaría adelante el peso de la excavación canalera, Panamá y Estados Unidos coordinaron sus políticas monetarias. Según el acuerdo Taft-Morales, pactado en junio de 1904, en Panamá circularía libremente el dólar estadounidense, y el país retendría el derecho a emitir monedas fraccionarias del balboa. Esto convirtió a Panamá en el primer país dolarizado de América Latina. Mucho, pero mucho después, se sumarían Ecuador y El Salvador. En la práctica, en casi cualquier país de América Latina y el Caribe es fácil hacer transacciones en dólares.
Panamá hizo su primera emisión de moneda metálica en 1904, la cual incluía centavos; 2 ½ centésimos de balboa, conocido popularmente como el “medio”; cinco centésimos de balboa, que pasó a ser conocido como “real”; diez centésimos de balboa, conocidos popularmente como “dime”; veinticinco centésimos de balboa, denominados por la población como “quaras”; cincuenta centésimos de balboa, que se denominó “peso”, y un balboa. Más recientemente, en el siglo XXI, la moneda de un balboa recibió el popular nombre de “Martinelli”, porque bajo la presidencia del exmandatario se realizó una importante emisión de esta clase de monedas con un diseño no tradicional.
El dólar estadounidense es, hoy por hoy, una de las grandes ventajas competitivas de Panamá, un seguro antiinflación y, por supuesto, una moneda que no se ve afectada por la ineptitud o corrupción de los gobiernos panameños. A principios del presente año se insinuó que una de las armas con las que el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, podría presionar al gobierno de Panamá para obtener concesiones sobre el canal era amenazar con la revocatoria del acuerdo monetario de 1904. Vale reconocer esta como una posible debilidad de nuestro sistema financiero.
Sin embargo, el mundo de hoy tiene opciones que no existían hace unas cuantas décadas. Panamá podría usar el euro como moneda, o una canasta de divisas si así lo quisiera. Ante el avance de las criptomonedas y los pagos digitales, Panamá podría digitalizar su economía y anclar su sistema monetario a una criptomoneda estable. Todas esas son medidas desesperadas que seguramente causarían disrupciones y asustarían a buena parte de la población. A pesar de esto, está claro que la historia de Panamá nos enseña que podemos cambiar con mucha facilidad de régimen monetario y que nos adaptamos fácilmente a esa nueva realidad.
Por: Rodrigo Noriega
Abogado
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